El fútbol moderno ha visto la transformación de muchas posiciones, y quizá una de las más significativas es la de los defensores. Lejos de limitarse a tareas defensivas, los laterales y centrales ahora cumplen funciones ofensivas determinantes. ¿Qué papel juegan hoy los «defensores ofensivos»?
Laterales como generadores de juego
Equipos como el Manchester City y el Real Madrid utilizan laterales que pisan el centro del campo, participan en la circulación y asisten como si fueran mediocampistas. Su rol va más allá del desborde: son claves en la organización y en la creación.
Centrales con salida de balón progresiva
Ya no se acepta un central que solo despeja. En equipos como el Brighton o el PSG, los centrales conducen, superan líneas y lanzan pases filtrados que rompen presiones. Estos jugadores deben tener técnica y temple.
Superposición y ocupación de espacios libres
Los defensores ofensivos se proyectan con inteligencia, buscando cuándo sumarse sin desproteger su espalda. En estructuras de tres centrales, los carrileros tienen libertad total para llegar al área.
Aportación en balón parado y presión tras pérdida
Muchos defensores ofensivos tienen influencia en jugadas de estrategia y son los primeros en activar la presión tras la pérdida, especialmente si han avanzado al tercio final.
Ejemplo: Joško Gvardiol y Alejandro Grimaldo
Gvardiol, desde el Manchester City, ha combinado firmeza defensiva con participación en la construcción de juego. Grimaldo, en el Bayer Leverkusen, es uno de los jugadores con más participación en la creación de juego y ocasiones de gol del equipo jugando como carrilero. Su impacto va más allá de su demarcación.
Conclusión
El defensor ofensivo representa la evolución del fútbol hacia una concepción integral del juego. Ya no se trata de dividir entre atacar y defender, sino de dominar todas las fases. Estos jugadores son piezas clave para generar superioridades, controlar el ritmo del partido y marcar la diferencia en ambos extremos del campo.