Entrevista exclusiva con Matías Écija, ingeniero de Mahindra Racing en Fórmula E

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En BacktotheNet creemos que las grandes historias del deporte no solo están en los goles o las victorias, sino también en los cerebros que hacen posible la competición. Por eso hablamos con Matías Écija, ingeniero de Mahindra Racing en la Fórmula E, que nos dio su tiempo para responder a nuestras preguntas y dejarnos una visión directa de lo que significa trabajar en un campeonato que está cambiando el motorsport.

La Fórmula E está en plena evolución y en cuestión de dos años, mejora exponencialmente. ¿Dónde crees que se marcará la diferencia en la próxima generación?

La Fórmula E siempre ha tenido como gran diferenciador la gestión de energía. Durante la historia del campeonato, la clave estaba en cómo se gestionaba esa energía, en decidir cuándo atacar y cuándo ahorrar, y en la estrategia que cada equipo diseñaba alrededor de ello. Con la próxima generación vamos a seguir viendo esa parte, pero también se abre un escenario nuevo: coches mucho más rápidos, con aerodinámica más relevante, neumáticos slicks… y eso va a acercar la categoría a lo que entendemos como motorsport más tradicional, como la Fórmula 1 o el WEC.

Para mí, lo emocionante es que la Fórmula E va a mantener su esencia de eficiencia y estrategia energética, pero al mismo tiempo va a ofrecer un espectáculo más cercano a lo que todo el mundo asocia con las carreras. Creo que ahí estará la diferencia: en ese equilibrio entre seguir siendo pioneros en sostenibilidad y, a la vez, dar un paso más hacia la competición pura que siempre ha sido el motorsport.

En la fórmula E y concretamente en Mahindra, ¿cómo lograis equilibrar innovación con confiabilidad en un campeonato tan ajustado y exigente como la Fórmula E?

Un profesor me dijo una vez: para acabar primero, primero hay que acabar. Y creo que eso refleja muy bien lo que significa competir en la Fórmula E: encontrar el equilibrio entre rendimiento y fiabilidad. Aquí no se deja nada al azar: hacemos muchísimos test, benchmarks y probamos nuevas ideas, pero luego toca decidir hasta dónde merece la pena desarrollarlas y si justifican invertir recursos para llevarlas al coche final. Siempre buscamos exprimir cada minuto de simulación y cada prueba, pero con la fiabilidad como base, porque terminar carreras en este campeonato casi siempre significa sumar puntos. Al final, todo es un ejercicio constante de toma de decisiones para marcar la diferencia.

La Fórmula E es laboratorio de movilidad eléctrica. ¿Hay tecnologías en las que trabajáis hoy que crees que veremos en coches de calle dentro de 5 años?

La Fórmula E es el laboratorio perfecto para la movilidad eléctrica porque aquí todo gira en torno a la eficiencia. Lo que desarrollamos en pista acaba marcando el futuro de los coches de calle. El trabajo va en varias direcciones: baterías con más capacidad en el mismo espacio o incluso en menor tamaño, motores capaces de transformar la energía de manera más eficiente, y software de gestión que optimiza cada detalle para aprovechar al máximo lo que tenemos.

Al final, todo lo que hacemos en la Fórmula E busca que la energía se use mejor: en competición se traduce en más rendimiento, y en la calle se traduce en más autonomía y más kilómetros. Por eso digo que la Fórmula E es un puente directo entre la innovación de las carreras y la movilidad eléctrica que todos acabaremos utilizando en nuestro día a día.

¿Cuál dirías que es el mayor reto técnico actual en Fórmula E que la gente fuera del paddock no imagina?

El mayor reto técnico en la Fórmula E es, sin duda, la gestión de energía. Todo en este campeonato gira en torno a cómo utilizas esa energía, cuándo atacar y cuándo ahorrar, y cómo desarrollas un powertrain que sea cada vez más eficiente. Aunque todavía gran parte del calendario son circuitos urbanos, cada vez vamos hacia trazados más tradicionales, con rectas largas y zonas donde la eficiencia marca todavía más la diferencia.

Al final, la estrategia de gestión energética es lo que decide las carreras. En muy pocas categorías la parte estratégica tiene tanta relevancia como en la Fórmula E, porque no se trata solo de ir rápido, sino de hacerlo usando mejor la energía que tus rivales. Ese equilibrio entre tecnología y estrategia es, para mí, el mayor reto técnico y también lo que hace tan apasionante este campeonato.

¿Cómo se entrena o forma hoy un ingeniero para estar listo para un paddock eléctrico como la Fórmula E?

Formarse para estar preparado en un paddock eléctrico como el de la Fórmula E requiere una base transversal en motorsport, porque al final los fundamentos de dinámica, estrategia o procesos de trabajo son comunes a muchas categorías. Pero sí que hay perfiles, como el de ingeniero de sistemas o de controles —que es mi caso—, que necesitan una preparación más específica.

En este tipo de rol es fundamental tener un gran background en electricidad y electrónica, con conocimientos sólidos en baterías y en la gestión de sistemas de alto voltaje. Trabajar con una batería de más de 800 voltios o con elementos de alto voltaje exige un perfil distinto al de otras categorías.

En resumen: la base de motorsport es transversal, pero para estar listo en un paddock eléctrico necesitas especializarte en esa parte de sistemas eléctricos, baterías y alto voltaje, que son diferenciales en la Fórmula E.

¿Cómo cambia la dinámica de trabajo en el muro de Fórmula E respecto a otras categorías más largas como la F1 o el WEC?

No puedo hacer una comparación objetiva con categorías como WEC o F1 porque todavía no he trabajado directamente en ellas, así que no tendría sentido hablar desde fuera. Lo que sí puedo decir es que, al final, la base de la ingeniería en motorsport es muy parecida en todas las categorías: los procesos, la forma de analizar datos, de trabajar en simulación, de preparar un fin de semana de carrera… todo eso es transversal.

Cada campeonato tiene sus particularidades, y en la Fórmula E las más claras son el formato de fin de semana más comprimido, la importancia estratégica de la energía y el hecho de correr en circuitos urbanos. Pero más allá de esas diferencias, la dinámica de trabajo como ingeniero comparte muchas similitudes con el resto.

Muchos jóvenes ingenieros sueñan con llegar a la F1 ¿ Recomendarías que miren también hacia la Fórmula E como destino profesional? ¿ Por qué?

Por supuesto que recomendaría mirar hacia la Fórmula E. Al final, estamos hablando de un campeonato del mundo, con un nivel técnico y de exigencia altísimo. Creo que ese sueño de la Fórmula 1 está más presente en quienes todavía no han empezado en este mundo y ven la F1 como el gran objetivo porque es lo que más se ve en televisión. Pero cuando entras en motorsport te das cuenta de que hay vida más allá de la Fórmula 1.

La Fórmula E es un ejemplo clarísimo: es una categoría puntera, donde el nivel de ingeniería es brutal y donde puedes desarrollar tus ideas al máximo nivel. Igual pasa con el Mundial de Resistencia, con los Hypercars y los prototipos de Le Mans. Así que sí, la F1 es increíble, pero recomendaría sin duda mirar hacia la Fórmula E como destino profesional, porque la experiencia y el crecimiento que te da son únicos.

La Fórmula E es conocida por correr en pleno corazón de las ciudades. ¿Cómo influye ese entorno urbano en vuestras decisiones técnicas?

Correr en el corazón de las ciudades cambia completamente las decisiones técnicas que tomamos. Lo primero es que los muros están muy cerca y eso condiciona todo: los pilotos tienen que ir siempre al límite sin margen de error, y como ingenieros lo tenemos en cuenta en cómo planteamos el set-up y la estrategia de riesgo.

Después está el asfalto, que no es el de un circuito permanente. En un mismo trazado puedes encontrar distintos tipos de superficie, zonas muy bacheadas o incluso sucias, y eso influye mucho en la suspensión, en la tracción y en cómo se gestiona la energía en aceleraciones y frenadas.

Y más allá de lo puramente técnico, también está la parte logística: trabajar en pleno centro de ciudades icónicas hace que todo sea más complejo, pero también más especial. Estás en lugares únicos y eso añade un valor extra a la categoría que no se ve en ninguna otra.

Si tuvieras que resumir en una palabra la filosofía de Mahindra en Fórmula E, ¿cuál sería y por qué?

Si tuviera que resumir en una palabra la filosofía de Mahindra en Fórmula E, sería resiliencia. Porque al final es un equipo que nunca ha dejado de luchar, incluso en momentos complicados, siempre buscando cómo mejorar y cómo seguir creciendo. Esa capacidad de adaptarse, de aprender de cada temporada y de seguir empujando hacia adelante creo que define perfectamente lo que somos como equipo.

Para ti, personalmente: ¿qué significa ser ingeniero en un campeonato que busca redefinir el futuro del automovilismo?

Para mí es un orgullo enorme. Ser ingeniero ya implica una responsabilidad grande, pero hacerlo en un campeonato como la Fórmula E, que está marcando el camino hacia el futuro del automovilismo, le da un valor añadido. No se trata solo de estar en carreras, sino de estar aportando a un cambio real en la industria, desarrollando tecnologías que dentro de unos años veremos en la calle.

A nivel personal, significa estar en un entorno donde me exijo al máximo cada día, rodeado de gente brillante y con la oportunidad de aprender constantemente. Y a nivel emocional, me motiva pensar que lo que hacemos no es solo competir, sino también ayudar a redefinir lo que será la movilidad en el futuro.

Con respuestas , Matías Écija deja en evidencia que la Fórmula E no es solo velocidad, es estrategia, innovación y futuro. Y es una gran categoría, fuera del mainstream, joven y fresca, simplemente «El Futuro». Nos a convencido y hoy lo hacemos oficial, vamos a expandir nuestra cobertura en el mundo del motorsport cubriendo el campeonato de Formula E

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